1/22/2012

Tercer día: Un visitante inesperado.

Lo cierto es que no me lo esperaba, bueno ni yo ni nadie, pero allí estaba saludando desde lo alto. Me refiero al sol. Hoy ha aparecido en el cielo, bueno, más o menos. Como diría Jack el Destripador “vayamos por partes”.

Cuando me he despertado esta mañana estaba nublado, pero a los cinco minutos las nubes se han abierto y los rayos de sol han entrado a raudales por la ventana. Emocionado he abierto la ventana y he comprobado lo que era perfectamente obvio, por mucho sol que salga, esto es Edimburgo y hace un frío del carajo. Vuelvo a cerrar la ventana y me visto en plan pijín, ¿porqué? Pues porque anoche cuando salí a tomarme una cerveza en un pub, vi que una de las agencias de trabajo, abría los sábados por la mañana y... ¿qué? ¿que cómo me fue anoche? Pues mire usted, los pubs son muy agradables, hay bastante ambiente pero no están llenos hasta la bandera, por lo que se está a gusto. La cerveza estupenda, las chicas muy monas y muy arregladas, es cierto que salen con faldita y camiseta de tirantes y sonríen todo el tiempo, pero os aseguro que cuando creen que nadie las oye, les castañetean los dientes por el frío que da gusto.

Bueno, no me entretengo más y sigo con lo mío. Como decía, me visto en plan guapete, con camisa, zapatos de vestir, gabardina y bufanda (vaaale, me puse una camiseta térmica debajo de la camisa, pero eso por estos lares, eso se considera defensa propia señor juez). Total que salgo a la calle y empiezo a caminar, el sol sienta bien, lástima de viento frío que le resta eficacia. Tras quince minutos de paseo helado, llego a la agencia. Cerrada. Resulta que lo había visto mal, lo que abría los sábados por la mañana es el establecimiento de apuestas deportivas que está pegado a la agencia. Decido minimizar el desastre y me paso por un par de agencias más por si acaso. Todas cerradas por supuesto. En cuanto llego a la última (la que está más lejos de mi hotel) el sol desaparece y empieza a llover. Aprieto el paso y trato de volver al hotel, a los cinco minutos empieza a caer un fino granizo. Me refugio en un portal, a los dos minutos deja de granizar pero no de llover. Tras pensarlo un poco decido seguir mi camino, “si espero aquí a que deje de llover -pienso para mí- me dan las uvas”. Así que me arropo como puedo en mi escasa gabardina y voy a paso ligero. Durante el trayecto procuro poner cara de poker y que no se note el frío que tengo, no debo conseguirlo porque la gente con la que me cruzo me mira con cara de pena.

Cuando por fin diviso mi hotel, la lluvia se detiene y sale el sol. “MecagoenThorysumartillo -murmuro por lo bajo”.

Tras cambiarme de ropa y comprar algunas provisiones, me he ido a hacer turismo por Edimburgo. El centro de la ciudad ha sido tomado por grupos de españoles, que cámara en ristre se fotografían con cualquier cosa que tenga aspecto de ser escoces. Así que enseguida han aparecido un montón de tíos que kilt en ristre y gaita al hombro se dejaban fotografiar con los turistas por un par de libras. Incluso ha aparecido un vestido de Bravehearth y con espada de plástico. Lo cierto es que los pobres han debido pasar bastante frío, por que hoy el tiempo ha sido de traca. La razón por la que hoy hemos visto el sol, es porque un fuerte viento mantenía alejadas a las nubes, en cuanto cesaba el viento, las nubes volvían y empezaba a llover. Así que hoy ha estado todo el día alternando sol y viento con lluvia, a intervalos de 30 minutos. Vamos, una fiesta.

Como decía, me he dedicado a recorrer Edimburgo de arriba a abajo, lo cierto es que como no es una ciudad muy grande, puedes atravesarla de punta a punta en dos o tres horas. No digo que la haya recorrido entera, aún me quedan mucho por ver, pero os aseguro que me he dado un buen pateo. Entre otros sitios, he llegado a la Universidad, he intentado entrar a ver si veía algún cartel de “se comparte piso” o similar, pero aquello estaba desierto y no he logrado encontrar la cafetería.

De vuelta al hotel he pasado por una tintorería, que anunciaba servicio de lavandería, más por curiosidad que por otra cosa, he entrado y he preguntado precios. La cosa no resultaba muy cara, hasta que la dependienta ha empezado a explicarme las condiciones:


Dependienta: … y esos son los precios, pero eso sí, aquí no lavamos camisas.

Yo: ¿Cómo?

Dependienta: Nada de camisas.

Yo: Pero camisetas si, ¿verdad?

Dependienta: Claro, claro camisetas y gayumbos y calcetines y..

Yo: ¿pantalones?

Dependienta: Claro, siempre y cuando no sean vaqueros.

Yo: Señora, que los gayumbos, calcetines y camisetas, es lo fácil, que eso me lo lavo yo mismo en el hotel, que lo chungo es lo otro.

Dependienta: Exacto, veo que lo vas pillando.

Yo: ¿Usted es prima del sastre de tarzán y sobrina del chapista del coche fantástico, verdad?

Dependienta: ¿Cómo lo ha sabido?

Yo: Nah, que soy amigo de Sherlock Holmes.


Después de tan emocionante diálogo, he pasado el resto de la tarde en el hotel, mirando por internet ofertas de empleo y he enviado mi curriculum a un par de ellas. He constatado que las empresas de aquí son igual de fantasiosas y despistadas que las españolas. Una de las ofertas, pedían que el candidato fuera autosuficiente y supiera salir adelante sin ninguna ayuda. Dos líneas más abajo aparecía la frase “se valorará muy positivamente que el candidato tenga dotes y predisposición para el trabajo en equipo”. Sin comentarios.

En fin, mañana más turismo y más búsquedas por internet.

Saludos desde la soleada (a ratos) Edimburgo.

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