2/19/2012

A la playa y a la montaña

El sábado amaneció soleado y me dije "Hay que aprovechar este buen tiempo, vamos a la playa". Esta vez no me he ido a Portobello, sino a otra playa, que está cerca de Ocean Terminal, ya la había estado antes, pero siempre por la tarde noche, por lo que las pocas fotos que había hasta ahora en esa zona, podrían haber estado hechas en una playa o en un cueva, porque realmente no se notaba la diferencia. Así que tras un nutritivo desayuno, me dispongo a salir. 


Como hace tan buen tiempo, me dejo el abrigo en el hotel. "Con dos forros polares debería ser suficiente" pienso para mí. Durante los quince primeros minutos de paseo, todo fue de fábula. Sol, ni rastro de nubes o viento... un lujo. En el minuto dieciséis, la cosa se empieza a nublar. "No pasa nada, esto es Edimburgo, el sol va y viene, ya volverá". Diez minutos más tarde el viento empieza a soplar. "No, pasa naaaada. Enseguida parará". Quince minutos después empieza a llover. "Oh, oh. Esto no me gusta". Tras cinco minutos de lluvia, llega el granizo "Ya sólo faltan los truenos" (me quedo un momento esperando lo peor, pero se ve que Thor tiene el día compasivo).


Afortunadamente, la cosa escampa al cabo de un rato. El granizo vuelve a dejar paso a la lluvia, y esta al sol. El viento amaina dejando de ser una tortura, para ser una brisa molesta. Decido aprovechar, antes de que vuelva el mal tiempo.






Además de la playa, que era bastante corta sobretodo teniendo en cuenta que la marea alta la cubría casi por completo, recorrí también un rompeolas que había por allí.






En mitad del rompeolas, está ubicada una caseta para pescadores, en cuya puerta hay escritas con tiza las reglas que rigen la pesca en este lugar.




Os las traduce para los que no sepan inglés:


Reglas:


1.- El pez debe tocar la parte superior del muelle o no cuenta (como captura).
2.- Se requerirán pruebas presenciales.


Fin de las reglas.


Cuando el sol empieza a ocultarse de nuevo, inicio la retirada, pero ya es tarde. Enseguida vuelven el viento y el granizo para amenizarme el trayecto.




En la foto no se aprecia muy bien, pero os aseguro que me estaba cayendo una buena.


Domingo por la mañana y el sol vuelve a brillar con fuerza. "Esta vez no me la das con queso, sol chaquetero".  Me abrigo bien y salgo dispuesto a subir a Arthur's Seat (seguro que os acordáis, la montaña con los cuervos parlanchines y las turistas chinas voladoras). A los diez minutos ya estoy sudando, pero no me importa, seguro que antes o después me alegro de llevar el abrigo.


Empiezo la ascensión y salvo un viento ligeramente molesto, el sol luce con fuerza y yo que me he abrigado como para escalar las Montañas de la Locura, voy sudando como un orco en una convención de elfos.


Durante la ascensión me encuentro este precioso lago.




En seguida acuerdo del libro del Señor de los Anillos, cuando Gimli canta la canción de Durin. Ya sabéis, el primer rey de los enanos, que al llegar al Lago Espejo, se asomó a él y pudo ver una corona de estrellas sobre su cabeza. Supongo que en este punto el bueno de Tolkien se tomó una licencia poética, porque a menos que el Lago espejo estuviera totalmente libre de patos y gansos, lo único que hubiera visto el pobre Durin hubiera sido algo como esto.




En fin, sigo para la cima y me encuentro la antigua casa de Connor MacLeod, después de que Ramirez y el Kurgan tuvieran aquella famosa discusión acerca de a quién pertenecía la chica, que más tarde daría pie a la famosa canción de "The girl is mine" de Michael Jackson y Paul MacCartney.




Alguien me ha dicho, que en realidad esos son los restos de la capilla de St Anthony, pero yo creo que es la residencia MacLeod. como sea, una vez que llegas a la cima, se pueden ver vistas como estas.







Aunque claro, también hay que aguantar al clásico turista coñazo que se está haciendo fotos





Ya lo se, os estáis preguntando ¿Quién te hizo la segunda foto? (la primera es obvio que me la hice yo solito). Pues la verdad, es que con el buen tiempo que hacía, pues aquello estaba hasta la bandera. de hecho, detrás del mojón (me refiero al trozo de piedra, en el que me apoyo tan gallardamente) hay agazapado un turista, que tuvo la bondad de agacharse para no salir en la foto. Igualito que la otra vez que subí, que entre las nubes y el viento estábamos cuatro gatos. 


Y es que no hay nada peor que escalar la inhóspita montaña y al llegar a la cima descubrir que eres el último en llegar. ¿Os imagináis a Frodo y a Sam, llegando por fin a lo alto del Monte del Destino y encontrase allí a Aragorn, Gandalf, Barbol, Elrond y a la mitad de la población de Rivendel haciéndose fotos? "Hombre, por fin habéis llegado.-diría Arwen-¿Por qué no habéis subido en el funicular como todo el mundo?". Descorazonador.


En fin, de vuelta a la ciudad me doy cuenta de que tengo un hambre atroz, así que me paro en un pub y decido comer auténtica comida escocesa. En seguida aparece una camarera.


Camarera: Hola y bienvenido.
Yo: Hola maja.
Camarera: Hoy tenemos un montón de especialidades del chef, un estupendo puturrú de fua, una delicatessen consistente en...
Yo: Mira, yo te lo agradezco, pero lo que me apetece es una sopa del día y unos haggis (que llevo casi un mes en Escocia y aún no los he catado). Y de beber me pones una pinta de cerveza.
Camarera: Estos turistas no se enteran, ¿No saben que escocía no se come comida escocesa?
Yo: Disculpa, ¿decías algo?
Camarera: Nada, nada, en seguida te traigo la sopa.


La sopa en cuestión era más bien algún tipo de crema de verduras muy líquida. No os puedo decir que tipo de verduras, porque la pimienta no me ha dejado averiguarlo, pero con todo estaba bastante rica.


El haggis, es un plato típico de aquí y que básicamente es como una morcilla, pero hecha con oveja en lugar de cerdo. La verdad es que el sabor no difiere tanto de la morcilla tradicional, además te la sirven con "Neaps and chappits tatties", no he encontrado una traducción aceptable de estos ingredientes, pero a judgar por mi sentido del gusto, deduzco que son "una coliflor naranja y puré de patatas". Además puedes pedirla recubierta de queso cheddar o salsa de whisky. No hace falta preguntar qué elegí yo, la prueba gráfica es suficiente.




No quiero terminar este post, sin dar cuenta de una curiosidad que he observado en algunos bares y restaurantes de aquí (no ocurre en todos, pero sí lo suficiente para llamar la atención). Y es que a veces las camareras, escriben en el recibo de la comida "Thank you" (es decir, "gracias") y te dibujan una cara sonriente.




Yo esto nunca lo he visto en España, supongo que lo hacen para dar un toque humano a algo tan mecánico como un recibo de la caja registradora (o para que te pase mejor la puñalada que te pegan en el precio). 


Seguiremos informando

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